Sentir miedo es algo que todos hemos experimentado en alguna ocasión: miedo a un ruido, a una situación concreta, miedo a un pensamiento, miedo a perder a alguien, miedo a no saber expresarnos en un momento determinado y un largo etcétera.
Los seres humanos estamos acostumbrados a que el miedo forme parte de nuestra vida cotidiana. Podemos entender que el miedo, aunque sea desagradable, pueda tener también una serie de funciones positivas para nuestra protección. No obstante, en algunas ocasiones el miedo pasa de ser una reacción justificada ante determinados estímulos a convertirse en un problema que nos impide llevar una vida normal. Algunos miedos son poco incapacitantes; sin embargo, otros pueden dificultar gravemente nuestra actividad cotidiana.
Una persona tiene una fobia cuando manifiesta un miedo desproporcionado ante objetos o circunstancias específicas y generan sensaciones de malestar físico.
Una fobia es un miedo irracional que resulta incontrolable para quien la padece. Cuando hablamos de fobias es cuando nuestros miedos se han convertido en un problema.